Color, Amor y Calor de la pequeña Venecia
Por Humberto Valdivieso
Santiago Pol fue seleccionado para representar a Venezuela en la 51 Bienal de Venezia, exposición que será inaugurada el 12 de junio de este año.
El artista gráfico, más aún el hacedor de carteles, es un hombre que ayuda a construir la identidad de las ciudades y ofrece alternativas de lectura a los espacios arquitectónicos. No obstante, la relación entre el diseñador y su medio ambiente es una simbiosis. Muro y papel, soporte y anuncio, logotipo e institución son parte de un solo discurso. Uno es el sustento del otro, ambos se alimentan equitativamente puesto que los afiches, la identidad gráfica de las empresas y aún las estampillas están pensadas, diseñadas y producidas para un clima, un color, una luz y una forma de expresarse ya definidos. Lo urbano es una atmósfera cambiante. Y a su vez, es una condición para el artista que lo transforma.
Santiago Pol ha dicho innumerables veces: “Si Venezuela no existiera, yo no existiría como diseñador”. Su larga trayectoria en el oficio de los carteles descansa sobre la manía de pensar, oler, saborear, palpar y escuchar el lugar donde coloca posteriormente una huella gráfica. La obsesión por representar las palabras, el humor o el malhumor del cliente y los ruidos, temperatura o densidad poblacional de la calle, de la sala de cine, del teatro o del Metro de Caracas se traduce en cientos de páginas boceteadas a mano para sintetizar todo aquello en un cartel. Es un comunicador visual y social masivo, ecléctico e impredecible; conectado sólidamente con el ambiente cotidiano. Arrastra en cada trabajo todo el amor, todo el calor y todo el color de su país. Lo investiga minuciosamente a manera de un sabueso gráfico. Su propósito es llegarle al otro; a ese que camina desprevenido y es potencial receptor de un golpe visual que lo dejará pensando.
La muestra preparada para exponer a este comunicador visual en la “Biennale de Venezia”, es una síntesis de lo que ha sido la fecunda relación de su creatividad con el ecosistema visual y emocional de su país. La instalación tiene la particularidad de no ser una simple muestra de carteles sino un recorrido semiótico a través de la iconografía y las necesidades expresivas de Pol. Por lo tanto, la selección incluye carteles, bocetos, estampillas, objetos y textos reproducidos en materiales, escalas y formatos distintos a los “originales”. Variaciones que permitirán reconstruir el proceso creativo del autor y hacer evidentes las propuestas estéticas y gráficas de la obra. No obstante, nada estará exhibido para ser contemplado; esta Pequeña Venecia, dentro de la gran Venecia será una experiencia gráfica para ser navegada.